Seis semanas, 42 días, 1008 horas...en mi caso, esas son las cifras que
marcan la última vez que salí a la calle.
Y claro, en seis semanas, en 42 días o en 1008 horas....es normal que haya
un poco de todo. A mí me ha dado a tiempo a salir de mi zona de confort y a
crearme otra nueva. Me ha dado tiempo a pensar en las canciones que marcarían
esta cuarentena. Me ha dado tiempo a listar todas las cosas que yo nunca había
hecho antes. Me ha dado tiempo a buscar los diferentes significados de curva y
sus aplicaciones a una cuarentena.
Y en general, y hasta ahora, lo he llevado bastante bien. Pero esta sexta
semana ha sido un poco más difícil. Por nada en particular, y por todo en
general.
El caso es que si la tengo que definir sería más o menos así:
Sensaciones y sentimientos subiendo y bajando.
Sensación de agotamiento de...todo: de no poder salir, de no poder quedar,
de llorar por esto, de reír por esto, de la información, de la desinformación,
de la escalada y de la desescalada.
Sensación de desinflarnos un poco, de aplaudir con menos ganas y menos
minutos.
Sensación de verlo todo demasiado lento y al mismo tiempo no querer volver a
hacer las cosas demasiado rápido.
Y sensación de miedo al saber que después de seis semanas, después de 42
días, después de 1008 horas, a partir de mañana, al menos una la podremos pasar
en la calle.
Subiendo y bajando toda la semana, vaya.
Ayudada eso si por mi cabeza: porque ríete tu del big data, de la
investigación de mercados y de las nuevas tecnologías que hacen que te salgan
anuncios de esterillas de yoga justo después de hacer tu primera clase de yoga vía
you tube.
Si está todo inventado.
La cabeza manda y mucho. Cuando les das muchas vueltas a algo, o tus
sensaciones son de una determinada forma, sólo ves cosas relacionadas con eso.
Me explico:
Recuerdo como si fuera ayer, cuando me quedé embarazada y nos dieron la
noticia de que eran dos. A partir de ese momento, empecé a ver carritos dobles
por todos los sitios.
O cuando estas a dieta y tu cabeza te engaña diciéndote que necesitas el
chocolate y que por una onza no pasa nada.
Pues eso me ha hecho a mí la cabeza esta semana. Me ha convencido primero,
de que tampoco necesitaba hacer ejercicio todos los días. Después me ha
convencido de que estaba de mal humor por no hacer ejercicio. Hasta he encontrado
en instagram, después de venga cursos de "como ser positivo"
"como entrenar tu cerebro para tener una actitud positiva" y
similares, una publicación de una psicóloga que argumentaba que no era sano ser
siempre positivo...
Lo dicho, subida en la montaña rusa, en cuesta, y empezamos la séptima: Las
siete revueltas de Navacerrada o los siete picos del parque de atracciones.
Sexta Semana de cuarentena, sexta
semana fuera de nuestra zona de confort. Subiendo y bajando.
Una semana menos para todo lo bueno
que está por venir, RESISTIRÉ.