12 de mayo de 2014

Un tierno regalo

Después de unos días de descanso, en el norte, donde empezaron tantas cosas, y donde seguro, quedan tantas por pasar, aquí va un regalito, para mi chico.
Llevaba pidiéndolo....mucho tiempo.
Ojalá, sigas enseñándome tantas cosas, en especial ese brillo en los ojillos al leer la historia de "Pelayo y Onís".

http://virmanso.blogspot.com.es/2014/05/pelayo-y-onis.html

Pelayo y Onís



Ahora que sabes leer, y que disfrutas los cuentos,
vamos a escribir juntos,  uno muy especial.
Donde un gran Oso Panda, pasa por muchos tormentos
y es salvado finalmente, por un estupendo chaval.
Hay que leerlo despacio, disfrutando de la rima,
parando en cada coma, hasta llegar al final.
Fijándote en las palabras, viendo el sonido que prima
y disfrutando la historia, porque no habrá otra igual.
Y guardarlo y cuidarlo, será  un recuerdo bonito
de cuando viajaste a Asturias, cuando aún eras un niño.

En un barrio de Madrid, hace solo unas semanas,
un niño  llamado Iván, y Andrea que era su hermana,
encontraron en el suelo, justo al lado del portal,
un enorme oso panda, triste y sin dejar de llorar.
Se miraron los hermanos, sin dudarlo un momento,
se agacharon, lo abrazaron, y decidieron los dos,
subirlo corriendo a casa, meterlo en su habitación,
y contárselo a su mami, eso sí, con mucho tiento.

Iván le metió en su cama, le arropo con su edredón,
le dejo hasta sus peluches, sentados en el colchón.
Andrea le preparo, de sus muñecos, la ropa
y le dio para cenar, un buen plato de su sopa.

A la mañana siguiente, cuando había amanecido,
se levantaron corriendo, al escuchar mucho ruido.
Se encontraron, por sorpresa, al Panda  en la cocina,
comiéndose unas salchichas rebozadas con harina.
Se había bebido su leche, comido sus magdalenas,
y en su cara no se veía ya, ninguna de sus penas.

Entonces el panda glotón, les pidió que se sentaran,
que prestaran atención y que en silencio escucharan,
pues les pensaba contar, lo que le había pasado
hasta llegar al portal y quedarse allí  a su lado.

“Mi nombre es “Cangas de Onís”, pues allí es donde nací,
como es un poco largo, llamadme solamente “onís”.
Vivía en una cueva, rodeado de montañas,
y de vacas, y caballos, y pájaros y hasta de arañas.
Comía rico salmones, que pescaba en algún río
y jugaba en la cueva, si el día era un poco frío.
Me gustaba ir con Pelayo, que es mi hermano mayor,
a visitar unos lagos, el Ercina y el Enol.

Y así era nuestra vida, hasta que unos furtivos,
armados con escopetas, y haciendo un montón de  ruido,
irrumpieron disparando hasta el fondo de la cueva;
Pelayo y yo escapamos, siguiendo el río Deva,
buscando algún escondite, donde poder refugiarnos,
pero ellos nos siguieron, gritando y  disparando;
Apresaron a Pelayo, y a mí en una pierna me hirieron,
pero conseguí esconderme, y escapar cuando se fueron.
Desde entonces y hasta ayer, no paré de caminar,
y cansado, y derrotado, acabé en vuestro portal.

Ahora, tenéis que ayudarme a rescatar a Pelayo.
Será toda una aventura, no puede haber ningún fallo.
Y yo os prometo a los dos, que viviremos aquí,
en la habitación de Iván, los dos, Pelayo y Onís.
Entre los tres consiguieron vencer a los cazadores
Y liberar a Pelayo de aquellos malhechores.
Desde entonces, los dos osos, viven muy cerca de aquí
Su subís a ver a Iván, podréis verlos por allí.

Y aquí se acaba este cuento, un cuento muy especial
pues es un recuerdo de Asturias, para Andrea y para Iván.

No es sólo juntar letras

No es sólo juntar letras
Leido, intentando interiorizarlo