Esta es la historia genial, de una familia de locos.
De los que saben vivir y disfrutar como pocos.
Y aunque su pequeño hogar sea siempre una locura
Lo es todo para ellos, esta es su gran fortuna.
Por una lado los papas, los que dirigen el barco
los que llevan el timón, los que avisan de los charcos.
Los que lo mismo preparan una estupenda fabada
que juegan a un escondite o que planchan la colada.
Y luego están los “loquillos”, los peques de esta mansión.
Tres chicos a cual más guapo, tres en concreto son.
Son Manu, Rodrigo y Pablo, madrileños de nacimiento
y asturianos de corazón, de herencia y de pensamiento.
Locura, ¿Y porque locura? Ahora os voy a contar,
aunque, si hay niños en casa, ya podréis imaginar.
Habitación compartida, por los hermanos mayores
Toda pintada de blanco, decorada con aviones.
Práctica, dice mama, toda llena de cajones,
y las cosas por el suelo, casi en todas las ocasiones.
Locura, ¿Por qué locura?...Ya podéis imaginar
Lo que cuesta que se pongan a recoger y ordenar.
Pablo, aún bebe, duerme solo en otro cuarto,
en una cuna heredada y con algún esparadrapo
pues los hermanos mayores, se pusieron jugar,
se metieron en la cuna, se pusieron a luchar.
Locura, ¿Por qué locura?...Ya podéis imaginar
La “sonrisa” que se puso en la cara de mama.
A la hora de ir al cole, una fiesta cada día,
y casi siempre es Rodrigo el que monta algarabía.
“Tengo sueño, estoy cansado, no quiero desayunar
o me agarro como puedo a la pierna de mama”
Locura, ¿Por qué locura?...Ya podéis imaginar
La de cosas que se hacen antes de ir a trabajar.
Pero luego, cada día, si se paran a pensar,
hay miles de esos momentos dignos de recordar.
Cuando mami, va hacia el cole, con Pablo en su cochecito,
riendo como una tonta, por las sonrisas del niño.
Cuando se sienta a explicarle a Manu, que ha de viajar
y él le dice sonriendo, que con ella va a soñar.
Cuando Rodrigo acelera su carrera habitual,
porque ese día ha llegado ya papa de trabajar.
Cuando juntos se levantan, desayunan y se arreglan
y van a jugar al tenis, aunque alguna cosa pierdan.
Cuando llegan esos días, de descanso para todos,
y se preparan maletas, y se mueven como locos,
porque vuelven a su gente, a Gijón, a su huequito,
a respirar ese aire, diferente, tan fresquito.
Locura, ¿Por qué locura?...Ya podéis imaginar,
locura y de la buena, la que hay en este hogar.